Nunca te faltará nada de lo que necesites
La leyenda de la orejita de mar®
Hace años ya que adquirí la costumbre de pasear por la playa buscando estas “conchitas” tan curiosas para guardarlas sólo por un placer puramente coleccionista, eso fue hasta que un verano me acerqué a un kiosko, de una playa de Málaga, a comprar un helado; al sacar una moneda para pagar, se cayó la “orejita” que había encontrado ese día en la playa. La vendedora, de raza gitana, exclamó toda nerviosa: “¿Dónde la has encontrado? ¿Es que no sabes qué significa!”.
Sacó una del cajón de dinero, ya rota y deteriorada. Me aseguró que se la había regalado hacía años un pescador asegurándole que si la tenía siempre con dinero, nunca me faltaría.
Hay símbolos con significados universales y otros que lo tienen personal. Después de meditar qué podía significar en mi vida decidí que para mí “la orejita” tendría un valor singular: el de la abundancia en general. NUNCA TE FALTARÁ NADA DE LO QUE NECESITES. Esta frase llegó a mi pensamiento y poco a poco en mi vida se ha ido haciendo una realidad tangible.
Aunque la leyenda de la orejita de mar surgió a través de mí, la historia de la pequeña “conchita” es antigua. En Italia se la conoce como el ojo de Santa Lucía y los pescadores y sus familias las llevan porque aseguran que protege del mal de ojo. Para los hinduistas simboliza el Ojo de Shiva, el ojo de la sabiduría, el que ve más allá de lo evidente. En Almería aseguran que es un remedio infalible contra las jaquecas y de ahí que su denominación sea “jaquequero”.
“¿Con cuál de estas versiones te quedas?”, me preguntaba en aquella época una amiga. Y mi respuesta fue “con todas, porqué voy a restarle yo valor” pero desde ese momento la orejita de mar quedó impregnada de una energía diferente y se convirtió en el símbolo de la abundancia.
Es un anclaje, si está junto a dinero, atrae dinero. Si la pones junto a tu corazón, cosida por ejemplo en tu ropa interior, atraerá más dulzura a tu vida. Si lo que te falta es trabajo, tócala de vez en cuando para que tus pasos se encaminen a encontrarlo. Cuando es cuestión de salud, úsala en tus oraciones o meditaciones. A mi, como ya te he comentado, me recuerda que “nunca me faltará nada de lo que necesite”. La orejita simplemente funciona de altavoz, de amplificador de las señales que emites….tú tienes que poner todo lo demás.
Soy consciente de que es una conchita de mar, y que el valor añadido, como en casi todo en la vida, se lo ponemos y quitamos nosotros pero desde entonces esta pequeña concha acompaña todos mis proyectos, forma parte de mis joyas, viaja en mi maleta, en mi monedero y es un obsequio habitual para algunos de mis clientes que siento que necesitan “un poco más de magia en sus vidas”.
Algunas de las historias que mis lectores y clientes comparten conmigo
Un acto de amor
“Me emocioné al ver el artículo de la leyenda de las orejitas de mar. Yo también las regalo a personas especiales. Quería compartir que he decidido vacunarme contra el Covid-19 como acto de amor hacia mi madre, para que no se preocupe por mí y para simbolizarlo, le regalé una orejita engarzada en plata. Tengo orejitas por todos lados, pero a las que llevo como colgantito cerca de mi piel les pongo nombre: la que tengo ahora se llama Lisa. A ver si me ayuda con los efectos de la vacuna!”
Aina, Cádiz agosto 2021
Dulces sueños
“Este domingo al fin leí el significado de la orejita de mar y su leyenda, se me ocurrió colocarla debajo de la almohada para ver si podía dormir mejor y desde entonces cada noche me quedo dormida de forma placentera, todo un gozo porque además duermo y descanso profundamente”.
Laura, Murcia junio 2019
Libre de miedos
“Hola Patricia, venía yo con unas esperanzas en mi cabeza cuando me monté en el tren en la estación de Pamplona. Madrid iba a ser mi hogar a partir de ese día. Fueron pasando los días y descubrí que no todo era como yo esperaba. El mal tiempo, me sentía solo, aislado, y encontrar algo de curro de actor se me hacía muy difícil. Empecé a deprimirme y cuando ya no podía más acudí a ti. Me hiciste soltar todo lo que tenía ahí dentro, toda esa carga que llevaba años acumulando. Me sentí liberado. Luego me regalaste una oreja de mar. Y la guardé en mi monedero. Al cabo de un día me seleccionan para una webserie. Luego han comenzado a llamarme para más castings. ¡Y me encuentro con un amigo al que no veo desde el verano! Por último me seleccionan para el desfile de la Cabalgata de Reyes de éste año. ¡Madre mía con la orejita je, je!. Va a ser que funciona. Muchas gracias Patricia. Un verdadero placer haber trabajado contigo. Un abrazo grande”
Rubén, Madrid diciembre 2016
Suerte y dinero
“Hola Patricia, te cuento mi aventura con la orejita de mar. Contarte que leer su leyenda y todas las historias de la gente que la ha recibido me gustó mucho. Después de pensar unos segundos en qué aspectos de mi vida ‘me faltaba algo’ decidí ponerla también en mi monedero ya que me di cuenta que también era un regalo. Creí que era el mejor lugar porque así viajaría conmigo allá donde vaya. Pues bien mi orejita ha empezado a funcionar. La tengo desde el sábado y hoy lunes me acaban de llamar de la agencia de azafatas con la que trabajo y me han pedido que vaya a recoger a tres personas, ya me habían encargado que recogiese a otras tres, así que ya son seis. En poco tiempo se ha duplicado el trabajo y estoy supercontenta. Mañana voy a trabajar y espero que haya más llamadas como esta. Muchas gracias por la orejita que en mi caso ha atraído suerte y dinero”.
Cecilia, Madrid septiembre 2016
Lo que es de derecho
En octubre de 2014 Judith tuvo un extraño accidente de coche: un jabalí se atravesó cuando regresaba de pasar un fin de semana en el campo con su novio y provocó un siniestro total en su vehículo además de una lesión en su hombro, cervicales y espalda que la mantuvo más de dos meses de baja laboral.
A sus dolores físicos, se unió su desesperación en un complicado proceso judicial en el que ella solo reclamaba la indemnización que le correspondía.
Al conocer su historia, nuevamente la orejita decidió saltar de mi bolsillo al de Judith.
Ya hacía tres meses que no tenía noticias de su abogado. Una semana después recibió la indemnización y se tomó sus merecidas vacaciones.
M
ary y mi fe
El mes de junio de 2012 tuvimos una comida con el club de fútbol en el que juegan mis hijos. Yo apenas conocía a los otros papás pero todos congeniamos rápidamente y pasamos una tarde estupenda. A la hora de pagar la comida entre todos, una de ellas, Mary, sentía pesar al hacerlo pero lo hacía de una manera tan cómica que todos acabamos riendo, sin embargo yo vi más allá de ese gesto. En ese momento “algo me dijo” que esa persona necesitaba una de mis orejitas de mar. Se la entregué a ella y al resto de asistentes, ese día dio la casualidad de que llevaba varias conmigo. A todas les dije lo mismo: “Nunca os faltará nada de lo que necesitéis”
En Agosto, Mary recibió una oferta de trabajo, como apenas nos conocíamos yo no me enteré de la buena noticia hasta septiembre, pero es que un mes después he sabido que su hija, una estupenda bailarina, ha recibido una beca de 8.000 euros para estudiar en Nueva York.
Me cuentan que Mary, a quien yo no he vuelto a ver, le va contando a todo el mundo la historia y le añade la coletilla: “Solo la fe que tenía Patricia y la manera en que me la entregó me llenó de esperanza”.
Carlos y sus “chapuzas”
Ya han pasado algunos años desde que escribí por primera vez la Leyenda de la Orejita de Mar, desde entonces mis pequeñas conchas han viajado hasta Argentina, por muchos lugares de España, a Estados Unidos, Costa Rica. Algunas de las personas que la han recibido luego me han contado sus historias y me encanta reproducirlas cuando me dan permiso para ello.
Carlos, es un vecino con el que a veces salimos a pasear a nuestras mascotas. En febrero de 2013 estaba más callado de lo habitual, se le acababa la prestación de desempleo y llevaba dos años sin trabajar. En ese momento su historia me conmovió, pero no es solo eso, la orejita se la entrego solamente a aquellas personas que siento que necesitan ese impulso que ofrece un anclaje, una especie de convicción de que todo se colocará en su lugar finalmente. Al día siguiente le ofrecí una orejita. Durante bastante tiempo nada diferente ocurrió pero hace tres meses un conocido le llamó para que “le ayudara con una chapuza” y le pagó 40 €, poco después vino la segunda y la tercera. Hoy acude a trabajar todos los días y ahora, como le dije, la orejita tiene la misión de darte tranquilidad y seguridad laboral.
En esta ocasión hubo que tener más paciencia, pero ahora, tres años después puedo confirmaros que Carlos tiene un empleo con contrato fijo.
A
bundancia de salud y paseos por la playa
Desde Málaga, Peña y Mari Carmen me envían su historia de la pequeña orejita. Ambas paseaban por la playa, estaban preocupadas porque un familiar estaba siendo tratado de un problema en la próstata, con una alta posibilidad de que derivase en un cáncer. Recordando la leyenda de la orejita, comenzaron a pasear poniendo todo su foco y su fe en encontrarla y que en este caso, la orejita fuera el símbolo de abundancia de salud. Cuando por fin apareció, su familiar la llevaba el día de su cita médica, siendo el diagnóstico final, un problema leve de próstata.
De igual manera, cuando meses después iban a operar a otra joven miembro de la familia de dos pólipos en la garganta, salieron a pasear. En esta ocasión, necesitaron tres días para encontrar a la pequeña concha, que al final acabó en el bolsillo de su familiar el día de la intervención quirúrgica. Todo fue estupendo, y anatomía patológica informó que eran benignos.