No sé si os ocurre a vosotros pero a mi cuando en un curso de crecimiento personal, y ya he hecho muchos como alumna, como asistente del maestro o como profesora, cuando me dicen que el perdón es vital para sanar, quiero hacerlo, y me esfuerzo, y tal vez ese día albergo sentimientos positivos por esa persona que me dañó pero como mucho al día siguiente me sorprendo reviviendo en mi mente lo ocurrido y reaccionando con dureza (en mi mente) respondiendo mal, deseándole lo peor… y un millón más de posibilidades a cada cual peor.
En ocasiones el objeto de tu ira eres tú mismo, por haberte dejado atrapar, engañar, seducir… o por haber entrado al trapo, por amar demasiado, por no decir No…
Ese runrun mental me lleva minutos de mi tiempo y toneladas de energía, si es que la energía se mide al peso. Hasta que me percato de ello y entonces cambio mis pensamientos. Así que obviamente toda esa terapia de perdón no ha funcionado. La causa es sencilla, el perdón es la cúspide, el final de un proceso que requiere tiempo y para mi quien mejor ha definido lo que yo pienso, con más arte y gracia, ha sido el maestro Sabina en su canción 19 días y 500 noches al decir “No pido perdón, ¿Para qué? Si me va a perdonar porque ya no le importo”.
No se puede forzar lo que no se siente y mucho menos cuando se hace bajo la amenaza de que si no lo haces no vas a sanar del mal que te aqueja. El perdón llega en su momento y lo más importante de esto es que sepas que perdonar es algo que haces por ti, para eliminar emociones dañinas de tu interior y que eso nunca significará validar lo que la otra persona hizo.
Por eso a mi y a las personas que vienen a mis cursos y consultas lo que nos funciona es al revés, es decir vamos a tratar las emociones y cuando llegue el momento de perdonar, no necesitarás hacer nada porque sabrás que realmente has liberado esas emociones “porque lo que ocurrió ya no te importa” ya no duele, has aprendido, te ha hecho más fuerte, has vencido.
Cuando diseñé este ejercicio solamente pensaba en las teorías del perdón pero luego me percaté que es especialmente válido para las personas que sufren la Herida de Traición. Es tan poderoso y potente que también sirve para el resto de heridas.
Lo primero es responder a tres preguntas
- ¿Qué has aprendido de esta experiencia?
- ¿Puedes perdonar a esa persona o a ti mismo teniendo en cuenta esta nueva definición de perdón?
- Demuéstrame que es cierto ¿Qué cosa valiosa le entregarías a esa persona que tú ya tienes?
Esto es importante. Si tu respuesta a la tercera pregunta es “nada” o algo feo, no sigas con el ejercicio, no solo porque no te funcionará sino porque perderá efecto y no te valdrá tampoco más adelante. Así que se honesto, si todavía no le puedes regalar nada, busca en mi web o en el canal de Youtube otros artículos y vídeos sobre el tema y luego regresa.
Hay un trío de acciones interiores que traen una trasformación profunda en la vida, no solo porque superas un problema sino porque lo trasciendes, eso significa mucho más que algo ya no importa, significa que has conseguido algo valioso de la experiencia y un extra, que dejas de atraer situaciones similares ¿Qué maravilloso, no?
Tres son las acciones y se deben abordar por este orden: gratitud, perdón y entrega. Pero antes de comenzar quiero aclararte lo que para mí significan estos conceptos.
Gratitud necesita poca explicación, solo añadiré que tiene que ver con encontrar el regalo que está detrás del problema. Si estás aquí es porque has sobrevivido y esa persona te ha hecho más fuerte y más sabia. La felicidad es un concepto mal entendido en nuestra sociedad creemos que hay que estar alegre y satisfecho las 24 horas del día y eso es imposible, eso no es felicidad ya que la propia vida está llena de olas, de altibajos que son necesarios para nuestra evolución. Así que ser feliz es tener la mente en paz sea cuales sean las circunstancias exteriores. Ser feliz no es satisfacer un deseo sino no desear porque tienes todo lo que quieres y si todavía no lo tienes no sentirte miserable sino entusiasmado en el proceso de conseguirlo.
Perdonar no significa aprobar los actos de la otra persona, solo no poner energía mental en el pasado y liberarla para usarla para mi y para mi presente.
Entrega, éste tal vez sea el concepto más difícil y retador para todos porque indica que hay que fluir con el proceso, entregarse a él, regalar algo a quien te dañó. Entregarse es tomar la decisión firme de avanzar hacia donde quieres, soltar el pasado, tomar las acciones necesarias y desapegarse del resultado.
En resumen y por pasos:
- Trabaja con las emociones que sientes sin preocuparte por perdonar.
- Responde a las tres preguntas que te hago al principio del artículo.
- Busca el regalo que trae la experiencia dolorosa para saber si la has trascendido. Elige tu camino y disfruta del extra de saber que has dejado de atraer situaciones similares a tu vida.
Y ahora sí… si has pasado la prueba, sumérgete en este poderoso ejercicio. No es solo tapping… Hay que ser muy valiente para darle al Play. Vuelve y cuéntame.
Me encanto! Gracias y que seas muy feliz
Gracias, te envío un saludo de corazón a corazón. Feliz Año Nuevo